¿Es real la adicción a Internet?
Hay dos factores que la sociedad identifica para pensar que existe la adicción a la tecnología, el internet o los dispositivos: el tiempo en pantalla y la resistencia a reducir su uso.
Según el portal Child Mind en una encuesta de 2016 realizada por Common Sense Media, la mitad de los adolescentes dijeron que “sienten” que son adictos a sus dispositivos móviles. Tres cuartas partes de ellos dijeron que se sentían obligados a responder inmediatamente los mensajes de texto, publicaciones en redes sociales y otras notificaciones.
No obstante, “la mayor parte del tiempo, cuando las personas dicen que alguien es adicto a Internet o adicto a su teléfono, lo dicen coloquialmente”, señala David Anderson, PhD, psicólogo clínico del Child Mind Institute. Lo anterior, quiere decir que usar la palabra ‘adicción’ no implica necesariamente que lo sea, sino que es una expresión común por parte de los jóvenes o los padres.
Por otro lado, hay quienes comparan el abuso de sustancias con el uso de internet, debido a que los dispositivos estimulan los mismos centros de recompensa del cerebro, pero la verdad es que los expertos señalan diferencias cruciales.
“La adicción en realidad no refleja el mismo comportamiento que estamos viendo”, dice Matthew Cruger, PhD, neuropsicólogo y director del Learning and Development Center del Child Mind Institute. “Con la adicción tienes una sustancia química que cambia nuestra manera de responder, eso nos lleva a depender de ella para nuestro nivel de funcionamiento. Eso no es lo que está sucediendo aquí. No desarrollamos niveles más altos de tolerancia. No necesitamos más y más tiempo de pantalla para poder funcionar”.
Por lo tanto, técnicamente, no existe la adicción a Internet o a los dispositivos. Algunos en la comunidad psiquiátrica han propuesto un nuevo trastorno llamado trastorno del juego de Internet (internet gaming disorder), para reconocer patrones poco saludables de juego. Pero para elevarse al nivel de un trastorno, señala el Dr. Anderson, el comportamiento debería ser muy extremo y debería perjudicar seriamente la vida de un niño o joven.
Lo importante para pedir ayuda es reconocer qué haces en línea. Sabemos y entendemos que las redes sociales, por ejemplo, son canales fundamentales de comunicación y que los juegos te permiten crear nuevas amistades. Pero, el problema radica en desplazar otras actividades como socializar, practicar deportes, trabajar en el colegio, incluso la higiene y el sueño, por permanecer conectado.
¿Estás ocultando un trastorno de salud mental?
Asimismo, “cuando un niño o joven parece estar exageradamente centrado en los videojuegos, hasta el punto del aislamiento social, el comportamiento puede ser, en lugar de una adicción, una consecuencia de otros problemas de salud mental” asegura Child Mind. Y, para complementar, nos comparte el siguiente caso:
El Dr. Anderson recuerda haber tratado a un niño de 16 años cuya madre insistía en que era adicto a los videojuegos. “Las sesiones eran en su casa, y fue de hecho muy difícil lograr que dejara de jugar Call of Duty, incluso para tener la sesión. Pero de lo que me di cuenta rápidamente fue que tenía TDAH, así como depresión, y le iba mal en la escuela desde que tenía uso de la razón”.
Call of Duty era realmente algo positivo en su vida, dijo el Dr. Anderson, “lo único que le proporcionaba consuelo, un sentido de pertenencia. Se unió a un grupo de personas que juegan Call of Duty y publican videos de YouTube de ellos jugando”.
Una vez que recibió el tratamiento adecuado para su TDAH y depresión, él pudo reducir el número de horas que dedicaba a jugar Call of Duty y hacer amigos fuera de línea. “Se unió al equipo de fútbol en la escuela. Sus calificaciones mejoraron”, dijo el Dr. Anderson. “En ese sentido, fue un tratamiento de la ‘adicción a Internet’ a través de un tratamiento de las condiciones subyacentes reales”.
Uso problemático
El problema del uso excesivo de las pantallas gira en torno a las consecuencias negativas que tiene en general. Por ejemplo, las aplicaciones y los juegos están diseñados para mantenernos enganchados tanto como sea posible, y puede ser difícil para los niños o jóvenes ejercer autocontrol cuando su impulso es seguir revisando los muros sociales o perfiles.
Existe amplia evidencia de que el uso intenso de las redes sociales se correlaciona con un aumento de la ansiedad y la depresión, a medida que los adolescentes, especialmente las niñas, se comparan desfavorablemente con sus compañeros y se preocupan por perderse de la acción.
La investigación muestra que el juego excesivo (pasar dos tercios o más del tiempo libre) se correlaciona con resultados negativos de salud mental, incluida una mayor incidencia de ansiedad, depresión y consumo de sustancias.
Existe evidencia de que realizar multitareas (usar las redes sociales, enviar mensajes de texto, mirar televisión mientras se hace la tarea) socava el funcionamiento cognitivo y disminuye el aprendizaje.
Y, por supuesto, los expertos notan que la atención constante a los dispositivos se produce a costa de otras actividades que, en última instancia, son más valiosas e importantes desde el punto de vista del desarrollo.
Puedes ampliar esta información en: https://childmind.org/es/articulo/es-real-la-adiccion-a-internet/#%c2%bfson-adictos-los-ni%c3%b1os
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